Nadie sabe quien soy más allá de los ojos.
Hay una extraña melancolia detrás de la lucidez
que me escolta en la caberna abarrotada de palabras.
En esos momentos, la soledade que me precede
se agiganta, turbando la visión, dificultando el trabajo.
El útero de piedra donde viven las palabras todavía no recogidas
es tan frío como el musgo por el que camino con los pies descalzos.
Está prohibido el uso de cualquier protección contra las cosechadoras de palabras.
Los pies, las manos, todo el cuerpo deben estar desnudos.
Cualquier otro contato mataría las palabras antes de la cosecha
despertando la ira de las ninfas que las generaran
y la cosechadora de palabra sería castigada al exilio eterno
en la isla de la Duda, donde nada se completa.
Márcia Leite, em Versos Descarados
Um comentário:
Adorei passar por aqui. Voltarei para espiar melhor cada entrelinha. abs, nanamerij
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